Como es evidente, este tipo de aplicaciones requieren de conexión a Internet para mandar a Instagram la petición de descarga de las actualizaciones de nuestros contactos. Ahora bien, lo que no debería ocurrir –y ha solucionado Facebook con esta actualización- es que una vez cargadas determinadas imágenes, se vuelva a requerir la conexión a Internet. Según este procedimiento típico, en lugar de aprovechar el almacenamiento temporal –la memoria caché- del dispositivo y la propia aplicación, lo que se haría es duplicar las descargas. Pero como ya decíamos, esto es lo que Instagram ya ha resuelto, al menos en su versión para Android.
Lo único que deben hacer los usuarios es actualizar Instagram a la versión más reciente, que ya está disponible desde la Google Play Store en España. Y el único inconveniente en todo esto es que, igual que ocurre con el resto de aplicaciones que se pueden usar sin Internet, la gestión de archivos temporales es algo más tosca. Dicho de una forma más práctica, es posible que Instagram genere más archivos temporales y que, por tanto, comprometa ligeramente la memoria interna del dispositivo. Algo que, en cualquier caso, no notaremos salvo en terminales con capacidades demasiado reducidas.